Qué ponemos en lugar de césped

¿Qué ponemos en lugar de césped?

Volviendo al título del blog, Jardín sin Césped y después de la introducción al tema en la primera entrada, voy a intentar responder a la pregunta ¿qué pongo en lugar de césped?

El césped y en este concepto incluimos todas las especies vegetales que se comportan como tal, principalmente de la familia de las Gramíneas aunque no todas, como Dichondra repens (familia Convolvuláceas)  o  Trifolium repens = trébol blanco (familia Leguminosas) entre otras, presentan la particularidad, que a su vez las hace únicas, de formar una cubierta vegetal continua, transitable y resistente bajo uso frecuente, con el requisito de siegas regulares y riegos más o menos abundantes.

Dentro del jardín, el césped o pradera es el único elemento vegetal  que se comporta como un pavimento, es decir permite que desarrollemos actividades sobre él sin perder su condición de ser vivo.

A la hora de buscarle un substituto, ya sea en el proceso de diseño de un jardín nuevo como en el de reforma de una pradera existente, ésta es la base sobre la que podemos actuar.

Si lo que queremos potenciar es su carácter de ser vivo, utilizaremos cualquier otra especie vegetal que siendo diferente, aporte otras características igual o más atractivas: floración, variación cromática y estacional, mayor altura, mínimo mantenimiento y consumo de agua…

Si por el contrario, lo que queremos potenciar es la funcionalidad del espacio, utilizaremos cualquier material de acabado de superficie en función de la actividad a desarrollar:

  • Duro – poroso: Gravas. Buen drenaje, bajo coste, fáciles de instalar y mantener. Indicadas para el juego, caminar, pasear, zona de estar.
  • Duro – impermeable: Asfalto, lajas de piedra, losas sobre mortero, hormigón… Indicadas para zonas de tránsito, peatonales o de vehículos, zonas de estar, plazas.
  • Flexibles: compuestas por varias capas de materiales asentadas sobre arena u otro material similar: Adoquín, madera, corteza de árbol, restos de poda, piedra volcánica, arena compactada, resinas, césped artificial,… Se emplean para circulación de personas o vehículos, zona de juego, de estar, mulching.

En todos estos casos se acabó el “problema de qué pongo en lugar de césped”. Pero la solución no es única y lo ideal es encontrar la combinación de varios  elementos que se ajuste a nuestro jardín en cuestión.

E incluso no prescindir totalmente del césped si este es nuestro deseo. Para ello podemos reducir su superficie a valores que podamos mantener y  hacer que el interés de nuestro jardín recaiga también en los otros elementos.

En Internet se pueden ver muchas fotos inspiradoras de jardines sin césped que son auténticas maravillas, pero antes que nada hay que hacer la reflexión previa de cómo quiero que sea mi jardín y en el caso de que no nos veamos capaces de encontrar una solución, recurrir a un paisajista que sabrá dar forma a nuestras ideas.

Os voy a enseñar unas fotos de mi jardín que inicialmente tenía césped y que después de unos años substituí por grava, a ver si os gustan.

El miedo que tenía era a “echar de menos” el color verde. Es decir una sensación sobre la que el raciocinio: menor consumo de agua, menos mantenimiento, otros usos… no puede actuar, y la sorpresa fue que ¡para nada! El contraste de la grava con los otros verdes es espectacular y además el nuevo uso de este espacio hace que para nada  haya echado de menos ni el césped ni su color.

El miedo que tenía era a “echar de menos” el color verde. Es decir una sensación sobre la que el raciocinio: menor consumo de agua, menos mantenimiento, otros usos… no puede actuar, y la sorpresa fue que ¡para nada! El contraste de la grava con los otros verdes es espectacular y además el nuevo uso de este espacio hace que para nada  haya echado de menos ni el césped ni su color.

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