el paisajista y nuestro jardín

El paisajista y nuestro jardín

¿Qué diferencia hay entre un jardín diseñado de otro sencillamente hecho?

El primero es el resultado del trabajo conjunto entre paisajista y propietario,  sin otra finalidad que la de conseguir el paraíso particular del cliente y el segundo ya depende de muchísimos factores….

Entonces,  ¿qué aporta el diseñador – paisajista?

Muchas cosas y muy importantes, veamos:

La  gestión de los recursos presentes y futuros para obtener el espacio de nuestros sueños a partir de lo que disponemos, ¡sea lo que sea!

Por un lado va a ver las posibilidades y los posibles defectos que tiene el lugar y por otro va a dar forma a los deseos e ideas, muchas veces sin que el propietario sea realmente consciente de cuáles son. El diseñador ante todo ha de ser un gran observador porque delante de él está todo lo que necesita para crear: cliente y lugar.

La confianza de que estamos en buenas manos y de que el tiempo y los recursos que vamos a emplear van a ser nuestra mejor inversión. ¡Cuánto dinero, esfuerzo y tiempo se ha perdido en jardines donde se ha plantado sin ningún diseño, por no decir criterio y que con el paso del tiempo vemos que no queda nada de lo invertido!

La seguridad en cuanto a cuál va a ser el resultado final. No hay sorpresas desagradables ni temas sin resolver. Bueno miento, sí que hay una sorpresa y maravillosa: el resultado obtenido, siempre.

La resolución de problemas. No todo es belleza, colores, plantas y flores…. Cuando realmente es más necesario el papel del paisajista es cuando hay cuestiones difíciles a resolver – siempre digo que mi trabajo consiste en solucionar problemas –  y ¡cuántos se esconden detrás de fotos de jardines maravillosos!

El primero, para la mayoría de la gente, es saber qué jardín quiero y qué hago para conseguirlo sin morir en el intento…. aquí es cuando aparece el buen diseñador que nos va a llevar por el apasionante camino de crear y ver crecer un jardín.

Su estilo personal. Cada paisajista tiene un hacer, una sensibilidad y unas aptitudes diferentes que quedan reflejados en su trabajo, en el trato con los clientes y proveedores y en la relación que establece con sus jardines. Hoy en día numerosos paisajistas disponen de páginas web donde ver  trabajos y maneras de hacer.

Cada uno puede valorar qué es lo que quiere y cómo quiere conseguirlo.

Hasta aquí todo claro y todo el mundo de acuerdo y es entonces cuando surge la pregunta, pero ¿cuánto me va a costar? Se entiende este servicio, esta dedicación personal, este mimo, formación  y técnica.

La respuesta depende de lo que se quiera: consulta puntual,  asesoramiento para ir haciéndolo uno mismo según la idea que se tenga, idea más ejecución, proyecto ejecutivo y todas las modalidades que se puedan presentar porque no hay dos clientes ni situaciones iguales. Y menos hoy en día cuando las nuevas tecnologías han entrado de lleno en nuestras vidas y trabajos y se puede diseñar a distancia, con una buena comunicación,  jardines de una complejidad que nunca hubiéramos podido imaginar.

Todo ello sin olvidar que el tiempo y las ideas tienen un precio y que los deseos del cliente también. Muchas veces lo barato ahora con el tiempo puede resultar caro y además, a lo peor, obteniendo un resultado que no es el esperado y es aquí donde interviene el paisajista para aconsejar en qué y cuándo invertir dinero y tiempo.

Actualmente ¿quién no ha oído hablar de coach por aquí y coach por allá? – ¡cuánto nos ha beneficiado la aparición de esta figura! – Por fin estamos de acuerdo en que las ideas que solucionan nuestros problemas o nos simplifican la vida  o nos ayudan a sacarle el máximo partido tienen un precio. ¿Qué es sino un paisajista? ¡El coach de nuestros jardines!

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